Juntes hay que jugar

Hoy les niñes cantan : “Si vamos a vivir juntes, juntes hay que jugar”. Sin embargo los estereotipos de género abundan en las jugueterías.

Desde varios sectores se han elaborado unas recomendaciones para eliminar los estereotipos sexistas que inundan la publicidad de juguetes en la televisión. Esto en el marco de que se acercan fechas como el Día de las Infancias.

Por ello estas recomendaciones apelan a los agentes implicados para que corrijan las connotaciones sexistas que se han identificado en el 80% de los anuncios del estudio.

El 91,4% de la publicidad televisiva de juguetes se concentra en los canales temáticos infantiles, dato que describe la presión publicitaria a la que se somete a los telespectadores más pequeños de la casa.

Entre las recomendaciones, piden que los anuncios de distintas categorías de juguetes no se dirijan de forma exclusiva a uno de los dos sexos. Para eludir las estrategias publicitarias clásicas basadas en la premisa de que las muñecas y sus cuidados son un asunto sólo de las niñas. Mientras los coches, la aventura y la acción exclusivos de niños.

Se recomienda asimismo que se eviten los anuncios que enfatizan la representación de las niñas emulando estereotipos adultos asignados las mujeres. Especialmente los que impliquen culto al cuerpo y a la belleza, seducción o magnificación de la apariencia.

En este sentido, se pide también que se eludan las representaciones de juguetes y accesorios que incorporen elementos de una temprana sexualización de las niñas entre los seis y los trece años.

La idea es evitar imágenes, vestuario y comportamientos erotizantes o centrados en el atractivo sexual.

 

Juntes hay que jugar

 

Los anuncios de juguetes siguen transmitiendo modelos sexistas a niños y niñas mediante la asignación no sólo de juguetes distintos para cada uno de ellos, sino también de roles, actuaciones e imágenes diferenciados por género.

Los medios de comunicación de masas, y en especial la televisión, son reconocidos agentes educativos y socializadores. Por su dimensión de constructores y difusores de la realidad social, de valores, estereotipos e imágenes de los diferentes grupos sociales.

Los mensajes sexistas impiden la igualdad efectiva entre ambos sexos desde el inicio mismo de la socialización de las infancias que se experimenta en el juego.