Nos dejó nuestro Dios terrenal

En la misma fecha que eligió Fidel Castro, Diego Armando Maradona pasó a la historia siendo su apellido marca de bandera.

Con todas las contradicciones, ambigüedades y excesos que lo caracterizaron hoy nos toca despedir a una del personas más amadas y reconocidas acá y en mundo. Porque Maradona fue fútbol y a través de los que mejor sabía hacer nos dio todas las alegrías que estuvieron al alcance de sus pies, de su rulienta melena y de su mano también.

El campeón del mundo con la Selección Argentina​ se descompensó esta mañana en la casa del barrio San Andrés, en el partido bonaerense de Tigre, donde vivía desde hacía algunos días luego de haber sido operado de la cabeza. Hace pocas semanas, el 30 de octubre había cumplido 60 años.

Oriundo de Villa Fiorito, donde lo conoció el potrero y aprendió a amar a la redonda tuvo una vida cargada de emociones, gloria, amor y excesos.

Maradona había salido de su última internación hace dos semanas y estaba en una casa de la localidad de Tigre, donde en los últimos días había atravesado algunos episodios malos en cuanto a su salud tanto física como mental. A las 12.50 se descompensó, y pese a la intervención de los médicos y las cuatro ambulancias que llegaron al lugar, esta vez el Diego no pudo reponerse y terminó perdiendo la vida a las 13.02.