Macri y la basura

Ese nuevo compromiso se cumplió a medias hasta ahora. Diez organizaciones ecologistas que integran la comisión de seguimiento creada por la misma ley, informaron a fines de 2013, de los logros insuficientes en la reducción pactada. (Ver http://www.greenpeace.org/argentina/es/prensa)

Al mismo tiempo, reclamaron al Gobierno porteño que incremente sus esfuerzos para lograr el cumplimiento de las metas de reducción de residuos establecidas por la ley. “Celebramos la tendencia de reducción de la basura lograda hasta hoy, pero en materia de separación domiciliaria de residuos está todo por hacerse. La planta de separación mecánica y biológica (MBT) instalada en el CEAMSE no es suficiente para disminuir las toneladas de basura que se mandan a entierro “, aseguró Soledad Sede de Greenpeace. Concretamente señalaban: “Durante 2013 se ha reducido más de un 30% de los residuos enterrados, con una tendencia de disminución sostenida que hace años no se registraba. Sin embargo estas medidas no alcanzan para cumplir con las metas de la Ley si no se avanza fuertemente en la política de reciclado”.

Sin embargo, no parece que ese vaya a ser el camino elegido por Macri. En vez de un impulso decidido del reciclado como política central de la gestión de residuos, quiere multiplicar las plantas de tratamiento mecánico biológico (MTB). Según informa la semana pasada el sitio www.lapoliticaonline.com.ar “Para cumplir con ese objetivo, en el gobierno porteño estiman que es crucial que la Ciudad tenga sus propias plantas de recuperación de residuos, que tienen un impacto ambiental mucho más favorable que el de los rellenos sanitarios de la CEAMSE.”

Según lo que allí informan, el jefe de gobierno porteño lanzará en poco tiempo una licitación para construir dos nuevas plantas MBT, con el objetivo declarado de reducir la cantidad de residuos domiciliarios y al mismo tiempo recuperar plásticos, metales, vidrios, cartones y papeles para que luego ingresen al circuito de reciclado.

En esas plantas MBT también se realizaría la separación de los residuos orgánicos, los cuales se reutilizan como cobertura de los rellenos sanitarios, logrando disminuir la cantidad de suelo necesario para cubrir los mismos. Según lo que informaba el propio sitio web del gobierno porteño en su momento (ahora ya lo sacaron), de mil toneladas diarias que se procesan en dicha instalación, 160 se recuperan como materiales reciclables por la industria, unas 400 toneladas de residuos orgánicos se estabilizan para su uso como cubierta de los rellenos y el resto directamente, se entierra. Es decir que el 84% de la basura así tratada termina en el relleno, enterrada o cubriendo lo enterrado.

En el informe antes citado, al referirse a esta planta en funcionamiento en la CEAMSE indican que “el gobierno reconoció que esta planta no está dando los resultados esperados en cantidad de material recuperado y en su funcionamiento. Como consecuencia del mal funcionamiento, el GCBA prevé hacer una nueva inversión millonaria en mejoras técnicas para la planta.” ¿Cuál es el problema? La basura llega allí toda mezclada y compactada, con lo que se reduce al mínimo la posibilidad de su separación y clasificación, necesarias para su adecuada reutilización. Los residuos orgánicos se pueden reciclarse como abonos para cultivos, a condición de no estar contaminados por plásticos, sustancias químicas o metales. Si no, sólo sirven para tapar el relleno, que ya no tiene capacidad para más basura.

Para lograr que la basura sea realmente reciclada, dos pasos son necesarios: separación en origen y recolección diferenciada. Algo que en la ciudad no se hace o se hace mal. Pero Macri parece decidido a persistir a contramano de lo que indica el sentido común. Quiere volver a gastar millones de pesos de los porteños en hacer plantas de tratamiento que ya se probó que no son útiles para remediar el problema ambiental de la basura. Pero claro, sirven para mostrar que se ocupa del tema y sacarse fotos en las inauguraciones.
Lic. Gerardo Codina