La cesión al club River Plate del campo de deportes de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) generó el rechazo de organismos de Derechos Humanos y sobrevivientes del ex centro clandestino. La entrega, bajo la figura de permiso precario de uso gratuito, se formalizó el lunes pasado. Fue a través de un convenio firmado entre la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) y River.
Pero la institución de Nuñez pidió el permiso hace unos meses para usar las instalaciones al juez federal Ariel Lijo, al frente de la megacausa ESMA. Y en mayo de este año llegó la autorización judicial.
Sin embargo, el predio en cuestión, según testimonios judiciales, se utilizó para incinerar los cuerpos de los detenidos que llegaban sin vida al centro de exterminio. Ante esas declaraciones, el juzgado de Lijo dispuso que previamente el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) analice el lugar con excavaciones exhaustivas para hallar inhumaciones clandestinas durante el período 1976-1983.
Memoria, no tribunas
A causa de esto, se produjo el rechazo a la medida de distintos organismos. Algunos de ellos son; integrantes del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia; de la Asociación de ex Detenidos y Desaparecidos y de la Asociación Víctor Basterra de sobrevivientes de la ESMA. Estos analizan con iniciar acciones para evitar que se concrete el acuerdo. En tanto, el CELS cuestionó al Poder Ejecutivo “por tomar la decisión sin consultar a sobrevivientes, familiares ni organismos de DDHH”.
Relatos de sobrevivientes, represores y exconcripto afirman que los secuestrados que llegaban muertos o morían en las mazmorras bajo la tortura. O los quemaban en los denominados “asaditos” en ese mismo predio en el que hoy se pretende levantar un megaproyecto deportivo. Desde las organizaciones piden que “allí se construya memoria no tribunas”.