¿Qué hacer con las pilas viejas?

Las pilas viejas pueden reciclarse en puntos verdes de la Ciudad.

El Gobierno porteño recibe pilas viejas y dispositivos altamente contaminantes y de difícil degradación. Con ellos se compromete a llevar adelante un proceso de reciclado y destrucción de las partes no reutilizables.

 Por eso quienes no sepan qué hacer con ellas pueden acercarlas a los Puntos Verdes y Puntos Verdes Móviles.

Allí las pilas y baterías en desuso inician un proceso de reciclado y destrucción de sus partes no reutilizables.

La norma, sancionada en julio de 2018, establece que las pilas y baterías sean consideradas como Residuos Sólidos Urbanos Sujetos a Manejo Especial. Por eso se deben ajustar a un Plan de Gestión Ambiental diferenciado del resto de los Residuos Sólidos Urbanos.

La implementación de la Ley N°5991 para la Gestión Integral de Pilas en Desuso así lo ordena. Y aplica la Responsabilidad Extendida al Productor o importador, quien debe financiar los costos de reciclaje o eliminación de los productos que ya hayan llegado al final de su vida útil.

Impacto ambiental de las pilas viejas

En la Ciudad solamente, el consumo anual de pilas asciende a 12 per cápita. Este número equivale a 19 millones de unidades, aproximadamente, o poco más de 500 toneladas. De ellas, el 67% son primarias -es decir, no recargables-; el 31%, secundarias (recargables); y el 2% restante, de tipo botón.

Al igual que las baterías son dispositivos que contienen metales pesados y, por eso, son altamente contaminantes y de difícil degradación.

Sumado a que la exposición prolongada a estos compuestos acarrea graves consecuencias a la salud y al ambiente. Cuando son descartadas junto con otros residuos, éstas sufren una corrosión por acción de los mismos compuestos internos.

Como se derraman los electrolitos internos y se arrastran los metales pesados hacia los suelos, aguas superficiales y subterráneas. De esa forma, una pila de mercurio puede contaminar hasta 600 mil litros de agua y una batería, hasta 160 mil litros.

 

El tratamiento

Una vez que son recibidas en los Puntos Verdes o Puntos Verdes Móviles, las pilas recolectadas y entregadas en un centro de acopio transitorio, donde se las pesa y se las clasifica manualmente según su tipo (alcalinas, de carbón zinc, de níquel-metalhidruro o pilas botón).

Permanecen un tiempo allí y luego son enviadas a una planta de tratamiento habilitada ubicada en la provincia de Santa Fe, para recuperar aleaciones metálicas como el níquel mediante procesos físico-químicos. Obteniendo como resultado una aleación de hierro-níquel que se puede comercializar.

Para finalizar, se realiza un proceso de termodestrucción con vitrificación de cenizas para hacer inerte el material sobrante.