El proyecto fue elaborado por la Fundación Museo Histórico de La Boca en conjunto con un grupo de vecinos y pretende que además de un museo, la vivienda de dos plantas situada en Magallanes 1140, a escasas cuadras de Caminito y de Vuelta de Rocha, se convierta en una Escuela de Música y rescate la figura del músico.
“Una escuela de música sería ideal, no solo para que se conserve la casa, que está en estado calamitoso, sino para que permanezca vivo el nombre de Filiberto, cuyos temas se cantan en las escuelas europeas”, dijo a Télam Rubén Granara Insúa, director de la Fundación y del Museo Histórico de La Boca y principal impulsor del proyecto.
La casa, pese a ser declarada Monumento Histórico Nacional, corre peligro de ser rematada por las deudas que tienen los propietarios que son la descendencia del músico, y esa declaración solo la protege de su demolición.
Los vecinos de La Boca insisten desde hace más de diez años en la necesidad de que el gobierno porteño expropie el inmueble para salvarlo del remate y para convertirlo en un museo del tango y en una escuela de música.
En el año 2007 se sancionó una ley que le daba al gobierno porteño un plazo de tres años para expropiarlo, pero como no sucedió, en el 2011 otra ley prorrogó ese plazo por otros tres años a la espera de que la Ciudad se decida a expropiar el inmueble.
Pero en el 2012 Macri vetó esta ley con el argumento de que ya había suficientes ordenanzas y declaraciones que protegían a la casa y no era necesaria una expropiación.
Granara Insúa dijo que “estaba por concretarse la expropiación pero en un acto repudiable bajo todo punto de vista, el actual ministro de Cultura, Hernán Lombardi, organizó el veto porque consideró que el lugar no tenía mérito suficiente para convertirse en un museo”.
“Eso fue un acto dañino y la decisión se basó en una ignorancia supina y en un desprecio hacia la figura que representa Juan de Dios Filiberto para el barrio de La Boca. Actuaron de una manera arbitraria, sin importarles el sentir de los vecinos”, se indignó el titular del Museo Histórico.
Sostuvo que ante la bronca de los vecinos “ofrecieron pagarle a los dueños una suma ridícula” y “mientras tanto la casa, que posee en su interior dos murales, uno de Benito Quinquela Martín y otro de Riganelli, se encuentra en estado ruinoso y abandonada, totalmente tapiada, y día a día se pierde un enorme patrimonio cultural”.
Precisó que la actual situación del inmueble “es una vergüenza para todos los argentinos porque esta casa es conocida mundialmente, lo del gobierno porteño es un gesto de incultura ya que para el barrio nos propusieron sólo la reforma del `Palacio de la Italo` en donde actualmente funciona La Usina del Arte”.
“Consideramos que antes de esta obra había que poner en valor la casa de Filiberto, que tiene prestigio nacional e internacional, pero nunca como en estos años hubo un desprecio tan grande hacia la cultura del barrio de la Boca”, consideró Granara Insúa.
Los vecinos que buscan salvar la vivienda comenzaron a reunir firmas a través de la organización change.org, que distribuye el petitorio en las redes sociales.
“La casa fue el centro de la historia del tango a orillas del Riachuelo. Su dueño y sus amigos artistas dejaron maravillosos testimonios de ese patrimonio que se gestó en el corazón de La Boca y debe seguir orgullosamente allí”, señala el texto.
La organización también cita un texto sobre Filiberto escrito en 1963, un año antes de su fallecimiento, en el que refiere que el propio músico dijo: “Esta casa algún día será un museo, porque el proyecto ya está, yo ya no estaré”.
Autor de obras cumbre del llamado tango canción como “Caminito” y “Quejas de Bandoneón”, entre otras, la figura de Filiberto a menudo figura en un segundo plano y sólo se la rescató cuando se decidió ponerle su nombre a la Orquesta Sinfónica Nacional, señalaron los vecinos.