El Gobierno de la Ciudad planea duplicar la población

Según el Censo 2010, Buenos Aires tiene 2.890.000 distribuidos en 202 km2 de superficie, lo que da una densidad de 143 habitantes por km2.

El jefe de Gobierno puso como ejemplo París, que tiene 212 habitantes por km2 diciendo “es perfecta porque podés caminar sin sentir que está colapsada”.

Lo cierto es que en el mundo muchas ciudades se lanzaron a iniciativas similares. Vancouver (Canadá) y Santiago de Chile son algunos ejemplos. Buenos Aires, apuntó a la densificación con Puerto Madero.

En todos los casos, se trata de transiciones demográficas lentas y prolongadas: aun con un crecimiento exponencial, Puerto Madero no supera los 7 mil habitantes y el 40% de sus departamentos y oficinas se encuentran desocupados.

El diagnóstico del gobierno porteño es que la Ciudad padece un largo proceso de depresión urbanística, que se tradujo en la pérdida de unos 300 mil habitantes de “alta capacidad contributiva” durante los últimos 20 años.

Un informe del gobierno denominó este fenómeno como “suburbanización de las elites”. Esto explica el crecimiento de un 30% de la “población pendular” que ingresa diariamente por motivos de trabajo y estudio a la ciudad a través del transporte público y en autos particulares.

En ese mismo lapso, la población en villas tuvo un crecimiento considerable de un 50% de su población.

En realidad, desde hace más de medio siglo, la población se mantiene en unos 3 millones. Lo que ha cambiado es su composición.

Pero la Ciudad pierde habitantes jóvenes, es decir que envejece y adopta un perfil similar a las sociedades europeas.

Por otra parte, aumentan las personas que viven solas en departamentos de un ambiente, pero en paralelo aumenta el hacinamiento crítico en las villas, donde además comenzó a consolidarse un activo mercado inmobiliario informal.

Este escenario convive con la dinámica del mercado inmobiliario que hizo crecer exponencialmente el número de viviendas deshabitadas.

Así, en la Comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y la Comuna 2 (Recoleta), ubicadas en el norte de la Ciudad, el 12,11 y el 10,49% , respectivamente, de los hogares están vacíos.

En la Comuna 1 también se da uno de los índices de hacinamiento más fuerte debido a la presencia de la Villa 31 y la Rodrigo Bueno, ubicada en Puerto Madero.

Según el doctor en Urbanismo Guillermo Tella “La densificación edilicia sigue hoy una lógica de mercado, que construye para la demanda que tiene mayor capacidad de pago”. La ausencia de una política que regule la utilización del suelo urbano hizo que el boom inmobiliario (interrumpido a partir de 2012 con el cepo al dólar) se enfocara en la construcción de departamentos de un ambiente, destinados a alquiler o simplemente como fondos especulativos de inversión”.

Con este panorama, el Consejo de Planeamiento Estratégico tiene como más importante objetivo de este año profundizar el diagnóstico y desarrollar los lineamientos con una idea concreta: densificar.

“Es la tarea de este año que comienza”, dice Silvana Giudici, subsecretaria de Coordinación del Plan Estratégico.

La ex candidata a jefa de gobierno por la UCR, tiene la función política de alinear a los diversos actores para llegar a una conclusión y entregar un plan concreto al Poder Ejecutivo.

“La pregunta que hay que hacerse es si realmente Buenos Aires tiene una densidad acorde al crecimiento y al desarrollo, si está bien esta escala de ciudad, si la trama urbana es homogénea o falta poblar algunos sectores y por qué la Ciudad ha perdido habitantes”, explica la funcionaria. Y agrega: “Tenemos que revertir esta tendencia: hay que lograr que los que se fueron vuelvan y los que están no se vayan”.

La cifra impacta. Seis millones de personas en el mismo territorio donde hoy conviven poco menos que 3 millones podría ser complicado, sobre todo, por la sensación cotidiana de colapso inminente: dificultades en la movilidad (tanto en transporte público como en auto), problemas con las vacantes en los colegios públicos, cortes interminables de luz, ausencia de espacios verdes en algunos barrios céntricos, inundaciones frecuentes, baja presión en el suministro de agua corriente, etc.

Para Giudici es indispensable, a la hora de analizar la propuesta del jefe de Gobierno, “repensar la dinámica demográfica”. ¿Qué significa esto? “La Ciudad se densifica igualmente pero sin planificación, con hacinamiento, mala calidad de vida, con falta de servicios”. “El fenómeno de la población que se acerca a la Ciudad para acceder a los servicios y al trabajo va a seguir sucediendo. Y quien tiene mayor poder adquisitivo migra. Esto tiene que revertirse para que la Ciudad no se convierta en una ciudad dormitorio”, añade.

Según los primeros lineamientos que el Plan Estratégico está trabajando en conjunto con la Universidad Tecnológica Nacional, el proyecto debe, en primera instancia, centrarse en la formulación de “escenarios futuros de densificación residencial”.

En ese sentido, si bien consideran que algunos corredores urbanos (sobre todo en la zona norte) han alcanzado una “máxima densidad”, las “áreas vacantes de los barrios del sur, así como las playas ferroviarias, podrían alentar un intenso crecimiento poblacional”.

El bosquejo se completa con la “integración de las villas y asentamientos precarios”, la “revitalización del parque edilicio existente a través de créditos”, la “residencialización de sectores industriales obsoletos que generan vacíos urbanos que degradan” y la consolidación del Riachuelo como un “eje estructurante metropolitano, generando un corredor verde y áreas residenciales”.

Totalmente opuesto al pensamiento de Macri, para el ex decano de la Facultad de Arquitectura (UBA) y actual titular de la Comisión Nacional de Museos, Jaime Sorín, la idea de Macri va a “contramano de lo que deberíamos estar discutiendo”. “Creo que existe consenso acerca de que necesitamos descentralizar y repensar la distribución poblacional a nivel nacional. No necesitamos que se densifique la Ciudad”, señala.

Sorín advierte intenciones mercantiles detrás de la iniciativa gubernamental: “Hay un agotamiento claro de la especulación inmobiliaria y se está buscando la manera de abrir otro negocio, porque hay una concepción de que la Ciudad de Buenos Aires es escenario de negocios inmobiliarios”.

La ciudad está cercada por la Gral. Paz y el Río de la Plata y por consiguente no puede crecer en forma extendida, la única forma de densificar es hacia arriba; es decir, construyendo torres.

De todas maneras, Sorín reconoce que algunos barrios podrían absorber más población, sobre todo con el objetivo de revitalizarlos. “Esto podría hacerse en el sur, pero con muchísimo cuidado, porque hay que respetar a los habitantes del barrio, sus modos de vida y costumbres, y también hay que prevenir los desplazamientos poblacionales que este tipo de medidas acarrean.”

El arquitecto y editor del sitio Café de las Ciudades, Marcelo Corti, comparte esta mirada de Sorín sobre la posibilidad de repoblar ciertos barrios: “Para lograrlo hay que mejorar la calidad de vida de esas áreas: aumentar la provisión de espacios verdes en el centro, mejorar equipamientos, servicios y transporte en el sudoeste. Pero fundamentalmente, hay que reducir significativamente la incidencia del precio del suelo, que hoy es el principal expulsor de habitantes”.

El arquitecto también pone en duda el deseo de Macri de evitar el ingreso diario de millones de personas a la Ciudad. “Nada garantiza que quienes se radiquen en Buenos Aires sean los que hoy provocan los millones de desplazamientos. Por la estructura económica y de empleos, puede ser que se muden los que no tienen o no necesitan trabajo, o incluso los que conserven su trabajo en el Gran Bueno Aires y, por lo tanto, tengan que desplazarse en sentido inverso”.

Por su parte, el director Ejecutivo del Plan Estratégico, Andrés Borthagaray acota “Del otro lado de la escala social, la pregunta sería: ¿Por qué alguien que emigró hacia los countries o otras zonas del conurbano con alto poder adquisitivo volvería a la Ciudad? Y responde el arquitecto: “Depende de donde estén las oportunidades de trabajo y del valor que se atribuya al tiempo de desplazamiento y la influencia del precio de vivir en un lugar o el otro”.

En cualquiera de los casos, Buenos Aires debería “hacer una inversión de dimensiones para soportar más cantidad de habitantes”, advierte Sorín. “Hay muchas zonas colapsadas en materia de servicios y se necesita un plan de transporte público que desaliente el ingreso masivo de vehículos”, agrega.

El debate está abierto. Todas las ciudades necesitan planificar su crecimiento y Buenos Aires no debería es la excepción.

Lo importante es plantearse cómo y hacia dónde orientar ese crecimiento lo que serán materia de estudio y discusión.

El resultado podrá influir para bien o para mal, el tiempo será testigo del modo y la calidad de vida que tendrán los porteños en el futuro.