
El tradicional Vía Crucis en la porteña Avenida de Mayo volvió este viernes con centenares de personas que se movilizaron bajo el lema “Cristo quiere la paz” y la presencia del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, tras haber estado suspendido durante dos años por la pandemia de coronavirus.
Familias, jóvenes y adultos mayores participaron de la procesión que comenzó pasadas las 20 en el cruce de de la Avenida de Mayo con Bernardo de Irigoyen y que fue encabezada por una cruz ceremonial y una imagen de Cristo coronado de espinas y cargando su cruz.
La procesión recorrió la avenida hasta llegar a Plaza de Mayo, donde habló Poli, y luego se hizo una oración junto al Cristo yacente en la Catedral metropolitana.
Como es tradicional, un grupo llevó en andas una cruz penitencial de 15 metros de largo y un peso de 130 kilos, y al igual que años anteriores se sumó otra cruz de iguales características con 140 luces, y la cruz penitencial para los niños.
Las imágenes religiosas fueron acompañadas por cadetes de la Policía Federal con sus uniformes de gala, mientras que numerosos turistas y curiosos se acercaban a registrar la práctica religiosa con sus teléfonos.