El Bachillerato Mocha Celis, orientado a la población trans, reclama estar pasando por una difícil situación que pone en riesgo la continuidad de la institución eductiva.
Se trata del establecimiento Ubicado en Av. Federico Lacroze 4181, el cual que ya cumple nueve años, pero atraviesa una complicada situación debido a crisis económica y sanitaria por la cuarentena sumado a la falta de nombramientos en la escuela.
En este sentido, el director del primer espacio educativo pensado por y para personas, manifestó que “no sirve de nada que pinten las caras de referentes de la comunidad LGTB en las estaciones de subte, si después no hay plata para financiar la escuela”.
Antes de que se declare en el país, el aislamiento social, preventivo y obligatorio, por la pandemia del COVID-19, el ciclo lectivo que debería haber comenzado el 17 de febrero no lo pudo hacer por falta de dinero para cubrir los gastos de servicios y alquiler en las instalaciones en la Mutual Sarmiento, donde funciona el bachillerato.
Francisco Quiñones, director del Bachillerato Popular Mocha Celis, aclaró esta situación: “Cuando fuimos a pedir financiamiento, el Gobierno de la Ciudad nos sugirió ir por el lado privado y pedir un crédito o un subsidio”. Y agregó: “Si la escuela no contempla tu realidad, la educación no te sirve de nada”,
“Las leyes de identidad de género ya existen, pero hay que materializar esos derechos en la práctica, no sirve de nada que pinten las caras de referentes de la comunidad LGTB en las estaciones de subte, si después no hay plata para financiar la escuela”, indicó Quiñones y explicó que “la escuela tiene un objetivo muy ambicioso, que es romper con ese promedio de 35 años de vida que tiene la población trans”.
Por otra parte, debido a la pandemia y la cuarentena, este año no pudo llevarse a cabo el “Mocha Fest”, festival cultural organizado por docente y estudiante, que lo realizaban para recaudar fondos y así pagar el alquiler, los sueldos de portería, limpieza y seguridad, y a les talleristas que no están contemplades en los salarios.
Además del programa habitual obligatorio para el título oficial de “perito auxiliar en desarrollo de las comunidades”, el bachillerato tiene talleres de oficios y de arte. “De las treinta personas que sostenemos la enseñanza dentro del espacio, el sistema educativo porteño sólo reconoce a diez docentes y tres personas de coordinación”, remarcó Quiñones.
Como consecuencia, docentes y estudiantes del bachillerato están juntando firmas en una plataforma online, con la idea de presentar un reclamo formal ante el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.