El proyecto, que ya fue elevado a Mauricio Macri por los equipos técnicos, incluiría también el aprovechamiento inmobiliario y comercial de los terrenos ferroviarios situados frente a los docks, donde hoy funcionan estacionamientos públicos.
El dinero proveniente de la explotación de esos predios -pertenecientes a la Corporación Puerto Madero, un ente con participación de la Ciudad y de la Nación- permitiría recuperar parte de la inversión en la megaobra.
La iniciativa, se mantiene guardada con gran hermetismo, a tal grado que ni en dependencias de la Nación ni de la Ciudad involucradas con la futura obra nadie pudo o quiso precisar si ya fue cerrado por completo el acuerdo entre ambas partes para avanzar con los trabajos.
El trazado debe ser resuelto por ambos gobiernos, ya que el 70% le corresponde a la Nación y el 30%, a la Ciudad.
Como se recordará, en diciembre pasado, cuando se hizo pública la nueva etapa de acercamiento entre Macri y la Presidenta, Cristina Kirchner, el jefe de gobierno ofreció una conferencia de prensa con el jefe de gabinete nacional, Jorge Capitanich.
En esa ocasión, se anunció que uno de los primeros acuerdos consolidados era trabajar conjuntamente en la concreción de la demorada autopista ribereña; el camino servirá como enlace entre las autopistas Buenos Aires-La Plata e Illia y evitará que ese tránsito ingrese en la Capital.
Hace décadas que diferentes alternativas pretenden dar una solución vial. Una traza a nivel, otra en trinchera, una tercera en altura y una más bajo los diques fueron diseños en danza.
En 2006 hubo un llamado a licitación y, en 2008, se seleccionó a dos ganadores entre cinco propuestas presentadas. Pero nunca se definió el finalista.
Según los cálculos de esa época, el tramo tendría una longitud de cinco kilómetros y permitiría cruzar la ciudad, desde Avellaneda hasta Vicente López, en 12 minutos.
Ahora, a cuatro meses de la conferencia entre Macri y Capitanich, la apuesta sería una autopista en forma de túnel, probablemente subfluvial, bajo el Río de la Plata.
Esta opción evitaría los obstáculos, de terreno y/o infraestructura, que enfrentarían las otras trazas analizadas.
El tendido demandará el uso de una tuneladora, similar a las empleadas por las firmas Ghella y Iecsa para los aliviadores del arroyo Maldonado, o a la traída por el Consorcio Nuevo Sarmiento (Iecsa, Odebrecht, Comsa y Ghella) para el soterramiento del ferrocarril Sarmiento, que nunca empezó a trabajar.
Fuentes oficiales confirmaron que el proyecto fue presentado a Macri y deslizaron que el jefe de gobierno o el jefe de gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, ya habrían consensuado esta traza con funcionarios del gobierno nacional.
Uno de los extremos del túnel sería a la altura de Dock Sud y otro podría ser a la altura del viejo hotel de Inmigrantes, en Retiro, o más al Norte.
Hoy hace que la falta de información genere distintas versiones. Una asegura que se pretende que los acuerdos en el plano político y las tareas preliminares a la megaobra estén lo suficientemente avanzados como para que no pueda ser frenada por un amparo.
Consultados, colaboradores de Macri y de Larreta evitaron confirmar o desmentir todo detalle sobre el proyecto.
En tanto, interlocutores del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño se negaron a hablar sobre el tema, mientras que los voceros habituales del Ministerio de Planificación Federal tampoco contestaron los reiterados pedidos de información.
Fuentes de Bolívar 1 indicaron que, por la magnitud de la obra, probablemente sea necesario un financiamiento externo, pero que el crédito no saldría a buscarlo el Estado porteño, sino el nacional.
Similar reserva se encuentra en la Corporación Puerto Madero, a quien pertenecen los terrenos en los que hoy funcionan estacionamientos; se trata de concesiones entregadas por la entidad autárquica, en la que conviven representantes de los gobiernos nacional y porteño. Por eso deberá intervenir en el trámite de cualquier destino que se pretenda dar a los lotes.
Los actores involucrados en el proyecto tampoco dijeron si la concreción de la autopista ribereña exigirá el análisis de la Legislatura y, por el momento, no hay ninguna iniciativa relacionada con la megaobra en las comisiones de Obras Públicas y Planeamiento Urbano.
Se dice que sí, se necesitaría un visto bueno del Órgano de Control de Concesiones Viales (Occovi), organismo dependiente de la Dirección Nacional de Vialidad.
El proyecto del arquitecto Mario Roberto Álvarez, de una autopista elevada, que podía pasar por encima de la Reserva Ecológica de la Costanera Sur, en 1997 obtuvo la aprobación de la Corporación Antiguo Puerto Madero, pero el proyecto no prosperó.
El arquitecto Julio Torcello proponía realizar la unión entre la autopista Buenos Aires-La Plata y la Illia bajo los diques de Puerto Madero. El proyecto recibió el visto bueno del gobierno nacional en 1999 (resolución Nº 70), pero se dictó una revocatoria (resolución Nº 31/2000). Según esa iniciativa, vaciar cada dique de 160 m de ancho por 400 metros de largo y 14 metros de profundidad demoraría sólo dos horas.