Los pasajeros del subte porteño están ya acostumbrados a escuchar las voces de advertencia por altoparlante, que recomiendan cuidar los efectos personales debido a que se han detectado pungas y también arrebatadores robando en los vagones.
Este tipo de arrebatos es uno de los problemas centrales para los usuarios de ese medio de transporte. La Policía Federal dejó de ser responsable por la seguridad en el subterráneo en 2011. En la actualidad, se desempeñan allí únicamente efectivos contratados por el gobierno de la Ciudad que hacen adicionales.
Sin embargo, su atención está puesta por lo general en cuidar las cajas más que en poner un freno a los robos de los pungas al evitar que los arrebatadores se escurran rápidamente por los molinetes y hacia afuera de la estación luego de llevarse la billetera o el celular de algún pasajero.
En octubre de 2013, el gobierno porteño anunció que la Policía Metropolitana se haría cargo de la seguridad en el subte. En ese momento, se dijo que los efectivos comenzarían a patrullar las estaciones en diciembre, pero esto no sucedió.
Si bien desde la Ciudad aún no confirmaron una fecha, algunas versiones apuntan que la fuerza comenzaría a operar en breve, empezando este mes.
Según a un vocero del Ministerio de Seguridad, unos 500 agentes de la Metropolitana patrullarán las estaciones y su objetivo central será poner un freno a pungas y “grafiteros”.
La falta de intervención policial ante los robos llevó a que un grupo de pasajeros creara sus propios registros online con fotos de los pungas y advertencias acerca de dónde y cómo operan. En Twitter, @pungasenelsubte muestra imágenes de los arrebatadores e incluye en algunos casos sus nombres y en qué líneas operan. El perfil en la red social también tiene su página web.
Los pasajeros pueden colaborar con datos e información a través de esos medios, con el fin de completar los registros.
Un abogado que forma parte de la organización explicó cómo se creó el grupo: “Empezamos a hacer esto porque veíamos todos los días cómo robaban, siempre los mismos”
El grupo tiene identificados con foto y nombre a unos 100 de los 500 pungas que operan bajo tierra.
El abogado, que prefirió no revelar su nombre, señaló que si bien hay familias o grupos de pungas, “los mejores trabajan solos o de a dos”. “Los pungas son oportunistas y cobardes”, añadió y agregó “Se dedican a eso porque no requiere armas ni encarar directamente a las personas”. Además, subrayó que los carteristas no son solo de origen local, sino que también provienen de países como Perú, Colombia y Chile.
El letrado sostuvo que los puntos más peligrosos del subte en lo que respecta a los robos de pungas son el nodo de conexión de las líneas B, C y D, en la zona del Obelisco, y la estación Catedral de este último ramal. Las líneas B y C están especialmente repletas de carteristas, según explicó.
Asimismo, detalló que por lo general llevan un morral cruzado y un abrigo doblado sobre el brazo y miran hacia abajo. En lo que respecta a sus estrategias, estas van cambiando, aunque destacó la operación de los más recientes “vomitadores”, quienes simulan estar descompuestos o vomitan para distraer y poder robar, y de los “mostaceros”, que manchan a sus víctimas y, al “ayudarlos” a limpiarlos, aprovechan para robarles.
También, explica, que en otras ocasiones, se para uno delante de la persona para bloquearle el paso, mientras otro le sustrae la billetera, el celular o alguna otra pertenencia desde atrás. En tanto, los carteristas se ubican cerca de las puertas para poder huir rápidamente luego de cometer un robo.
De acuerdo con el abogado, los policías cobran hasta $500 por día para liberar el subte a los carteristas y dejarlos operar. Según explicó el integrante de Pungas en el subte, estos ladrones pueden llegar a recaudar hasta $25.000 por mes. Además, agregó que, si bien hay policías que los detienen, salen libres si las víctimas no hacen la denuncia correspondiente y presentan un testigo.