Pese a las altas temperaturas del último fin de semana, el buen ánimo acompañó dos días intensos de debate e intercambio en la Feria de Alimentos y Economía Social de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), que se realizó por segunda vez en 2013 con la participación de más de 150 stands donde pequeños productores, emprendimientos familiares, organizaciones sociales y trabajadores de empresas recuperadas expusieron sus productos a toda la comunidad.
El evento fue organizado por la FAUBA, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y organizaciones sociales. Sus responsables ya adelantaron el compromiso de fortalecer y dar continuidad a las ferias de Agronomía, como un espacio de encuentro entre los productores de la economía social, la comunidad de la FAUBA y sus vecinos.
“Consideramos que las ferias favorecen el vínculo entre productores y consumidores responsables, y son necesarias para visibilizar problemáticas asociadas a agricultores familiares, empresas de la economía social y emprendedores”, afirmó Carlos Carballo, miembro de la Comisión Promotora y coordinador de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la FAUBA.
Según Carballo, quién trasmitió la mirada de los organizadores de la feria, los buenos resultados de las dos ediciones “demuestran que es posible establecer otro tipo de economía y de mercado, porque fortalecen el conocimiento y el vínculo entre productores y consumidores, así como la transacción de productos más sanos y de mejor calidad”.
Variedad de alimentos, por partida doble
“Trajimos dulces de frutas, dulce de leche, miel, duraznos, peras y zapallo en almíbar, algunos embutidos, pepinos y ajíes en vinagre, dulce de cayote, licores y verduras de estación como perejil, acelga, lechuga criolla y coliflor. El público se está llevando algo recién cortado, fresco y a muy buen precio”, destacó Daniel Bareilles, de la Asociación de Productores Familiares de Cañuelas, que desembarcó por segunda vez en la feria de la FAUBA.
“Venimos de una zona de transición entre la ruralidad y lo urbano, con predios chicos. Vender directamente al público significa un ingreso para la cooperativa y nos permite tener una proximidad mayor con los consumidores y los estudiantes. Me parece formidable que la Facultad de Agronomía se abra al productor familiar. Es un cambio muy grande”, consideró.
A pocos stands de distancia, Fabián Soto, de la cooperativa Coco Responsable, llevó frutas y frutos secos, barritas de cereales, aceitunas, dulces de membrillo y batata, con el apoyo del Foro Nacional de la Agricultura Familiar (FONAF). “Es fundamental que se generen estos puntos de venta y se concientice a los estudiantes sobre la importancia de este sector”, sostuvo. Su iniciativa busca acercar a productores y consumidores al comercio justo, con un almacén en cada barrio porteño. “En la primera feria nos fue bien. En ésta, un poquito mejor. Pese al calor, hay más convocatoria”, aseguró.
La amplia oferta de alimentos, así como la buena convocatoria de vecinos de Agronomía y de otros barrios de la ciudad, en medio de dos jornadas muy calurosas, fueron algunos de los puntos destacados durante las dos jornadas.
“Nos fue muy bien en las dos ferias. Tuvimos una muy buena recepción por parte del público, que se interesó por nuestro trabajo más allá de haber comprado”, dijo Nicolás Seba, del emprendimiento familiar El Ceibo, con producciones en San Vicente y Florencia Varela. El stand estaba repleto de productos: “Hacemos miel, derivados de la colmena como polen, jalea real, propóleos, panales de las abejas, dulce de le leche, dulces de frutas, zapallo e higos en almíbar, licores y jugos”.
“El proyecto de la feria es un desafío importante. Vemos como algo inédito que una facultad convoque al barrio, que se integre con el vecino, asuma un compromiso social y apoye al pequeño productor. Por eso no podíamos faltar en esta convocatoria”, apuntó Miguel Rodríguez, de la cooperativa de trabajo de yerba mate Jepea.
LA FAUBA también expuso sus productos
Docentes, estudiantes y egresados de la FAUBA también expusieron en la feria sus productos, algunos de ellos resultado de investigaciones académicas. Además estuvieron presentes agrupaciones estudiantiles de la facultad, la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria, que distribuyó entre los visitantes semillas generadas por el Programa ProHuerta del INTA, y hasta el jardín materno-infantil Agronomitos.
Una de las novedades estuvo a cargo de los docentes que llevan adelante el Tambo Ovino de la FAUBA, quienes presentaron productos elaborados con leche de oveja, como yogur y requesón, o otros como lana y cuero. “Mostramos cómo se puede agregar valor a un producto primario a partir de una leche diferente a la que estamos acostumbrados a consumir” diariamente, dijo Diego Álvarez Ugarte, docente de la cátedra de Ovinos.
Con un fuerte compromiso por la extensión universitaria, Marta Bunge, docente de la cátedra de Jardinería de la FAUBA, participó de la feria con dos stands donde se comercializaron plantas ornamentales que producen los internos de la Unidad Penitenciaria N° 47 de San Martín y de la Fundación Nuevo Concepto Penal, a partir del trabajo conjunto con profesores, estudiantes y egresados de la FAUBA.
Este programa de extensión universitaria apunta a generar oportunidades de reinserción a jóvenes de entre 19 y 25 años que hoy están privados de su libertad y que poseen buena conducta, para que puedan comenzar a generar un microemprendimiento. “El dinero que se obtiene con la comercialización de sus productos en la feria se deposita en una cuenta judicial”, explicó Bunge.
“Ya habíamos estado en la primera feria, con muy buenos resultados, por eso quisimos volver a participar”, dijo Mariano Quesada, de proyecto agroecológico Morón Surco, que lleva adelante junto a un grupo de vecinos de Morón: “Trajimos verduras de estación, como cebolla, cebolla de verdeo, puerro, lechuga, acelga, rúcula y algunos condimentos como albahaca, ciboulette y perejil. Tenemos plantines de aromáticas y medicinales, nativas y hierbas secas”, enumeró.
Quesada no disimiló su orgullo por ser egresado de la FAUBA: “Esta iniciativa me parece excelente también por la posibilidad de debatir sobre la soberanía alimentaria y de la agroecología. Veo muchos vecinos del barrio que se acercan y hay mucha solidaridad en el ambiente”, afirmó.