Un gol comunitario en el Abasto

La presencia de un club en Balvanera cambió las tardes de muchos chicos. De callejear sin rumbo, pasaron a hacer deporte, relacionarse con su barrio y, sobre todo, a divertirse y hacer amigos. Esta idea motivó, catorce años atrás, a su actual presidente y fundador, Luis Marin, cuando trabajaba en el palermitano café Homero, del bandoneonista y cantor Rubén Juárez.

Desde el principio la familia Marin apoyó la iniciativa y, luego de hacer varias ollas comunitarias en la zona de Villa Crespo, pasaron a entrenar categorías en parques y plazas de la ciudad.

En tanto, la llegada a la zona de Abasto ocurrió en 2000, cuando empezaron a alquilar un predio ubicado en Sánchez de Bustamante y Guardia Vieja. Del mismo modo, más tarde las actividades se mudaron a la que se convirtió en sede del club, Valentín Gómez 3357.

Ese predio, tras el frente enladrillado y de rejas negras, pertenece al Gobierno de la Ciudad, cuestión que motivó varias ocupaciones ilegales. “Se hacía cualquier cosa menos deporte”, lamenta Antonela Marin, hija del presidente Luis. Sin embargo, este año la comisión directiva del club, como asociación civil, obtuvo el permiso de uso.

“En esta nueva etapa somos el club social y deportivo responsable del lugar, recibimos a más de doscientos chicos del barrio, muchos carenciados, por eso buscamos ser un espacio de contención, familiero, donde lo principal sea divertirse, no competir ni pelear”, define.

Homero luce su camiseta naranja y negra en siete categorías, de 2000 al 2007, que juegan campeonatos de infantiles organizados por FEFI y Fefutin “los fines de semana y cada quince días de local”. En la semana, de mañana, varias escuelas de la Comuna 3 hacen actividades; a la tarde entrenan los chicos del club y cierran el día deportivo con un vaso de leche y galletitas. Así es la vida en Valentín Gómez al 3300, donde también se festejan cumpleaños y se juntan sus integrantes alrededor de la gran parrilla del patio central.

“Pronto va a funcionar un merendero”, cuenta Antonela y repasa la jornada de Compromiso Barrial, donde la Junta Comunal 3 (Balvanera y San Cristóbal) suministró pintura y materiales para que la gente del club arreglara las instalaciones (leer número anterior, entrevista a Macchiavelli y Etchezuri). Ahora todos los muros lucen naranja y hasta alcanzó para pintar un logo gigante de Homero al fondo del predio. El paso futuro es refaccionar el piso, ampliar las medidas de la cancha y renovar los baños, pero todos coinciden en alegrarse ante el progreso en la calle Valentín Gómez.

Durante la jornada de Compromiso Barrial, uno de veinteañeros que de chico jugó en parques y plazas se acercó hasta el presidente Luis y Marita, su esposa y “la mamá del club”. “Soy lo que soy gracias a ustedes”, les dijo. “Encaminó su vida con lo que aprendió en Homero. Catorce años después de remar, putear y amargarte por las pálidas, tenés ese agradecimiento —concluye Antonela—, no podés hacer otra cosa que seguir adelante con más ganas en esta nueva etapa”.