Fue en el año 67 que María Elena Walsh publicó aquella canción infantil que recordamos en el título y que muchos miraron entonces como una cruda reflexión sobre Argentina. Un país que no podía (aparentemente) aprender de su historia y se condenaba una y otra vez a repetir su trágicos desencuentros. Como entonces, los que quieren el olvido son los cómplices de los que cometieron crímenes en el pasado.
