Lo realiza una empresa privada con el aval del gobierno porteño, en la manzana delimitada por las calles Belgrano, Jujuy, Moreno y Catamarca. Sin embargo, es resistido por un grupo de vecinos, quienes sostienen que “no es el tipo de desarrollo que el barrio necesita, por el impacto ambiental y por los problemas adicionales que traerá al barrio“.
