Morir en la calle

Leonardo Javier Macrino murió el pasado miércoles tras haber quedado en la calle junto con su compañera María Soledad porque no pudieron pagar los once mil pesos de alquiler mensual de una pieza en el Hotel Residencial La Florida, aunque estén prohibidos los desalojos por falta de pago por el DNU 320 en este contexto de pandemia.

Leonardo murió en la esquina de Chile y Saenz Peña y aún no está el resultado del hisopado post-mortem que le hicieron en la morgue del Hospital Ramos Mejía, donde el fin de semana dieron el alta a Soledad, quien salió negativo en la prueba de Covid-19.

Al respecto, otra inquilina del lugar contó que “a Rafael, el dueño, no le importa ninguna ley ni decreto: hace poco también echó a una pareja venezolana que trabajaba en Glovo y desde que empezó la cuarentena ya van más de seis personas corridas de su pieza por no abonar”.

Mónica De Russis, integrante de la organización Amigos en el Camino, supo dar algunos detalles: “Leonardo tenía mucha fiebre cuando lo encontramos y todavía no sabemos la causa de su muerte; él y ella tenían certificado de discapacidad por un retraso madurativo. Toda la gente en situación de calle es grupo de riesgo: también conocimos a una pareja de abuelos que habían sido echados de La Florida, a pesar de que Viviana tiene cáncer y ambos epoc”.

Elba Ramos, encargada de un edificio en Sáenz Peña entre Chile e Independencia, relata la historia que conmociona al barrio: “Le llevábamos infusiones calientes y algo de comida, se lo notaba enfermo. Ya estaba así desde que lo desalojaron y al dueño no le importó, ni siquiera se contactó con alguien del Gobierno de la Ciudad. Vecinas y vecinos llamamos muchas veces al 108, logramos que vinieran trabajadores del Buenos Aires Presente, pero sólo dejaron frazadas y no se lo llevaron porque dijeron que en los paradores no reciben personas con síntomas propios del coronavirus. Fue un abandono total, ahora espero que se ocupen de su pareja”.

Cabe recordar que hace casi un año Sergio Zacarías, murió de frío mientras dormía en una calle de San Telmo.