El adiós a Pino Solanas

El embajador argentino ante la UNESCO, Fernando Pino Solanas falleció en París, donde cumplía sus funciones.

Nacido en 1936, realizó decenas de películas como La hora de los hornos (1968), Tangos – El exilio de Gardel (1985), Sur (1988) y El legado (2016). Con la recuperación democrática ocupó diversos cargos en la función pública como diputado nacional, Convencional Constituyente de la Nación Argentina y senador nacional. Al asumir su mandato en diciembre de 2019, el Presidente Alberto Fernández le solicitó que asumiera la representación nacional ante la UNESCO donde contrajo coronavirus realizando su labor en Francia.

Al respecto el canciller Felipe Solá sostuvo: “El COVID se llevó anoche a Pino Solanas. Era embajador en UNESCO y se contagió allí. Lo admiré por su cabeza lúcida y la constante movilidad creativa por las causas del mundo de hoy”.

“Conocimos mejor a Perón por su reportaje filmado, hace 50 años. No te irás de mí, querido Pino”, manifestó Solá.

Solanas, tenía 84 años, y fue electo diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en 2019 en la lista del Frente de Todos, sin embargo el presidente Alberto Fernández, lo nombró embajador de la UNESCO y se mudó a la capital francesa, donde este sábado encontró la muerte, luego de pasar más de 20 días en terapia intensiva como consecuencia de haberse contagiado de coronavirus. Unos días antes al diagnóstico positivo, Pino se había reunido con el Papa Francisco.

Solanas siempre se definió como “un peronista de Perón”, pero supo compartir espacio político con Chacho Álvarez y con Elisa Carrió, también supo rodearse del Partido Socialista Auténtico (PSA), los maoístas del Partido Comunista Revolucionario (PCR) y de los trotskistas del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) para armar el movimiento Proyecto Sur.

Al inicio de su carrera política Solanas, con la idea de rescatar de las ruinas la majestuosa Galería Pacífico, donde había rodado Sur bajo la cúpula con murales de Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino y Lino Spilimbergo, trató de convencer a Carlos Menem -a quien respaldó en la campaña presidencial de 1989- para que le permita erigir allí un complejo cultural. No tuvo éxito y se transformó en un shopping.

Luego, tras la sucesión de privatizaciones, se convirtió en un furibundo antimenenemista, y definió al gobierno como “una pandilla de estafadores, corruptos y traidores”. El 20 mayo de 1991 ratificó su declaración ante el juez Martín Irurzun y al día siguiente dos desconocidos le dispararon seis balazos en las piernas, cuando salía de sus oficinas. “Hijo de puta, callate”, declaró que le gritaron.

Al año siguiente se unió a un sector del “Grupo de los Ocho” que había roto con el PJ y debutó con un tercer puesto para senador por la Capital, con el 7,5% de los votos. Sin embargo, en el año 1993 se presentó en la provincia de Buenos Aires y conseguía la banca de diputado con lo justo: 4,25%. Nacía el Frente Grande, pero de arranque se sentiría incómodo con el liderazgo de Chacho Álvarez, de quien se alejaría en plena reforma constitucional de 1994. Solanas se retiró de la convención en Santa Fe detrás del obispo Jaime de Nevares, y le recriminaría a su socio avalar el pacto de Olivos con su permanencia.

Tras cumplir su mandato de diputado, en 1997, retomó su pasión de hacer política por otros medios. En 2004 estrenó Memorias del Saqueo en Berlín (donde le otorgaron el Oso de Oro a la trayectoria) y luego lo haría ante Fidel Castro y Hugo Chávez, de quien se declaró admirador.

En 2007 Se candidateó por única vez a presidente, al frente de Proyecto Sur, y se ubicó quinto con el 1,6%. Tampoco tendría suerte con su intento de ir por el Gobierno porteño en 2011: quedó tercero con el 12,8%. Con todo, la confianza que el electorado le niega para cargos ejecutivos se la concede para pelear desde el Congreso.

En 2009 quedó detrás de la lista de diputados del PRO en Capital, con el 24%, y en 2013 obtiene la banca de senador por la minoría, alcanzando el 32% de la mano de la tan eficaz como polémica alianza con Carrió. Era cuando, bajo el paraguas de UNEN, batallaban “por la República”, en contra de Cristina Kirchner. Hasta compitió con Lilita en el ranking de denuncias: el cineasta en varias ocasiones denunció a la ex presidenta y a su ministro de Economía, Axel Kicillof, además de enredarse en un furioso duelo verbal con Aníbal Fernández, entonces Jefe de Gabinete.

Las primeras banderas que alzó Solanas en el Parlamento apuntaron a la nacionalización del petróleo y la investigación de la deuda externa, dando en la última etapa un viraje hacia la defensa del medio ambiente, dan cuenta de ese “agiornamiento” los documentales “La guerra del fracking” (2013) y “Viaje a los pueblos fugimagos” (2018). “Otros se van a la playa, yo me entretengo haciendo rodajes”, explicaría sobre la superposición de sus actividades políticas y artísticas.