La Legislatura aprobó la implementación de la Ley de Centros Culturales

Tras otorgar media sanción por unanimidad en diciembre del año pasado y de realizarse la audiencia pública correspondiente el pasado 21 de abril, la Legislatura porteña aprobó en los últimos días la completa implementación de la Ley de Centros Culturales.

El proyecto había sido presentado por el diputado por Seamos Libres, Pablo Ferreyra, junto al resto de los integrantes de la Comisión de Cultura del interbloque del Frente para la Victoria y acompañado por distintos actores y organizaciones del ámbito cultural de la Ciudad de Buenos Aires.

“A partir de la sanción de esta ley, los centros culturales porteños que no pertenecen al circuito oficial pueden inscribirse en el registro de usos culturales y obtener la habilitación para salir de la clandestinidad a la que estaban condenados por la regulación vigente”, destacó Ferreyra y consideró que “ahora, el principal desafío que tenemos por delante es lograr que el ejecutivo porteño la implemente en su totalidad”.

Además, el diputado por Seamos Libres adelantó: “Estamos trabajando en un nuevo proyecto de ley de fomento que aborde soluciones reales a la problemática del sustento de estos valiosos espacios de producción y difusión de la cultura popular porteña, y otras iniciativas legislativas que apuntan a la recuperación de los cines de barrio, como el Gran Cine Cuyo de Boedo, y que contemplan la creación de circuitos culturales comunales para revertir la política elitista que intenta imponer el PRO. Consideramos que una política cultural genuina debe impulsar el desarrollo de nuestros artistas con apoyo estatal”.

Finalmente, Ferreyra afirmó que la ley “es producto de la lucha de los espacios que construimos cultura en los barrios todos los días. Los importantes niveles de movilización y organización que se dieron el año pasado fueron producto de la feroz persecución por parte de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) y generaron la concientización de todos los diputados y posibilitaron este avance fundamental”.

Por su parte, el dirigente de Seamos Libres, Marcos Fernández, destacó que “Seamos Libres, como miembro fundador del Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA), celebra este paso importante para la cultura popular porteña”, y relató que “durante más de siete años, artistas, talleristas y espacios culturales porteños luchamos en soledad por una regulación que contemplara nuestro aporte a la cultura en los barrios y que nos sacara de la clandestinidad. Hoy, finalmente, logramos este reconocimiento por la legitimidad de nuestra construcción. Ahora hay que defender su implementación y sólo de manera organizada podremos hacerlo. Nuestros centros culturales tendrán ahora una herramienta más para continuar el desarrollo de una política cultural popular”.

Al proyecto original se le incorporó una modificación que ajusta de forma más acabada la regulación a la realidad de los espacios más pequeños. En el cuadro de usos, se introdujeron categorizaciones en relación al impacto ambiental que permite a los centros culturales más chicos, que son los más vulnerables y en general los que funcionan de forma autogestiva, evitarse trámites engorrosos y onerosos correspondientes a estudios de impacto ambiental. Los centros culturales medianos deberán realizar un estudio de impacto ambiental para definir su categoría y los más grandes estarán categorizados “con relevante efecto” y deberán ajustarse a las regulaciones que esto requiere.