El arte en el Borda

Constituyen el Frente de Artistas del Borda (FAB), y se definen como una herramienta de denuncia y transformación social en el que participan artistas internados y externados del hospital neupsiquiátrico de hombres.

Este espacio de lucha contra la desmanicomialización empezó con dos talleres y hoy cuenta con 13: de plástica, periodismo, teatro, marionetas, música y expresión corporal, entre otros.

A través de los talleres artísticos, el Frente produce obras “que trascienden los muros, cuestionan el imaginario social de la locura y proponen la desmanicomialización: una atención inclusiva de las personas con sufrimientos mentales”.

Alberto Sava, fundador del FAB sostiene que :”el arte no sólo cumple una función terapéutica sino que recupera a los internos como seres humanos”.

“El manicomio rompe con las posibilidades que tiene el ser humano de crear, de pensar, de sentir y de hacer, y nosotros, a través del arte, intentamos recuperar esas capacidades”, explica Sava.

El arte dentro de los hospitales psiquiátricos se convierte en un modo de vincular a los “compañeros” (como se llaman entre ellos) con el afuera y, también sirve como instrumento para cambiar el imaginario social sobre lo que es un enfermo mental.

“El manicomio es un campo de concentración, donde se violentan todos los derechos humanos, entre ellos las capacidades que tenemos como seres humanos”, detalla Sava, y ejemplifica: “Los mismos pacientes dicen ‘nosotros somos un ladrillo más del hospital, somos un objeto’. Y el arte intenta que vuelvan a sentir que son sujetos”.

Como lo hiciera la FAB y, en algunos casos, a propósito de él, otras instituciones y espacios artísticos se fueron armando: La Colifata y Cooperanza (también dentro del hospital Borda) son tan sólo dos ejemplos donde el arte funciona como espacio de resistencia y expresión.

“Las personas que viven en manicomios están internadas por la ciencia, detenidas por la justicia y desaparecidos socialmente”, expresa Sava, y destaca que “en el momento en que son desaparecidos socialmente, dejan de existir”.

“El arte lo que intenta es que vuelvan a existir, que vuelvan a ser visibles, que esas voces acalladas se vuelvan a escuchar”, concluye.