¿Son aptas para la tarea pedagógica las aulas modulares?

Durante el gobierno de Aníbal Ibarra, el arquitecto Luis Rey tuvo a su cargo el diseño y la construcción de 21 escuelas

En referencia a las aulas prefabricadas que está instalando el Gobierno porteño y los 16 nuevos establecimientos planeados para este año a realizarse con la misma técnica, señaló:

“Cuando se planifica una escuela se tiene en cuenta una configuración edilicia que facilite la tarea pedagógica y los equipos modulares no la cumplen. Más allá de las normativas, me interesa remarcar la calidad de un espacio educativo, que es mucho más que la mera adición de aulas”, sostiene Rey. Y se pregunta: “Los días de lluvia los alumnos tienen los recreos en el salón de usos múltiples. Pero, ¿qué pasará cuando haya mal tiempo por ejemplo con los alumnos que irán a las ocho aulas modulares en Piedra Buena y Zuviría que se asentarán en un descampado?”.

Para Rey, “La utilización de las aulas modulares puede ser una opción absolutamente transitoria mientras se construyen escuelas. No deben ser permanentes, porque ese tipo de construcciones no está preparado para la labor pedagógica. Sin embargo estos equipamientos deben cumplir con lo requerido por la Ley 962, que regula las normas de edificación, habitabilidad, accesibilidad, seguridad y salubridad. Esta ley reglamenta la construcción de la totalidad de los edificios escolares, sean de gestión privada o estatal.

“La intromisión de aulas modulares en una escuela en funcionamiento debiera estar acompañada por la ampliación de espacios, como los patios, galerías y espacios de recreación cubiertos. La Ley 962 establece que éstos tendrán una superficie mínima igual al 75% de la suma de todas las aulas. En el caso de que se anexen dos aulas de 42 m2 a una escuela, debieran agregarse también 63 m2 de patio, a menos que ese patio ya tenga el tamaño que exige la ley para absorber más aulas. El emplazamiento de las nuevas aulas modulares resta superficie abierta en las escuelas y nada de lo informado por el gobierno porteño hace presumir que vayan a cumplir esta norma. Esto demuestra la ausencia de planificación, la absoluta incapacidad de entender que una escuela o los espacios de enseñanza no se reducen sólo a las aulas”analiza.

Las normas de infraestructura escolar establecen que, con respecto a los sanitarios, debe haber un inodoro cada 15 alumnas mujeres y un lavatorio cada 20 de ellas; además, un inodoro, un orinal y un lavatorio cada 20 alumnos varones. Así que, si se incrementa la población escolar, se deben instalar más sanitarios.

Es usual en los edificios dedicados a educación inicial que los sanitarios sean apropiados a la edad y estén incluidos dentro de las salas, para permitir que las maestras atiendan a lo niños sin descuidar la clase. En el caso de las aulas modulares que analizamos, no sucede nada de eso. Estas tampoco incluyen piletas de algún tipo para facilitar la limpieza de las manos y de los útiles al terminar la clase de plástica. En otras palabras, un aula de inicial no es exactamente igual a una de primaria o de media. Pero con las aulas modulares se trata a todos por igual, sin entender la particularidad de la actividad pedagógica que se va a desarrollar en cada una”.

En cuanto a la acústica suele ser muy mala porque los módulos no aíslan el ruido exterior, como la lluvia o el sonido del tránsito. Tampoco tienen un buen nivel de reverberación de la voz del docente por los materiales con los que están construidos.

Según el Código Rector de Arquitectura Escolar de la Ciudad de 1972, la superficie de sala para nivel inicial no debe ser inferior a 2 m2 por alumno. En una sala de 42 m2 o sea de 6 metros de ancho por 7 de largo (medidas de las aulas modulares), no debiera haber más de 20 alumnos.

El gobierno de la Ciudad planea colocar ocho aulas modulares con dos núcleos sanitarios, un módulo cocina-comedor y otro módulo para gobierno en el playón de Piedra Buena, un descampado en Villa Lugano.
Para ocho aulas de 42 m2 cada una (336 m2 en total), el espacio de patio tiene que contar con 252 m2. De ellos, 84 m2 tienen que ser cubiertos o semicubiertos.

Según el código, la superficie de comedor debe ser de 1 m2 por alumno, además de los docentes que lo utilicen. Suponiendo que lo usen todos, tienen que contar con 160 m2, aunque pueden desdoblar y comer en dos turnos. Los espacios para salubridad deben incluir también sanitarios para personas con necesidades especiales y para docentes. Mientras, el espacio de gobierno, si es sólo Dirección, requiere 9 m2.

“También debieran agregarse espacios para hall de acceso y espera de padres. Si aplicamos el Código Rector, el edificio completo debería tener 640 m2 cubiertos. La pregunta es cómo van a contratar esos módulos cuando no están incluidos en la licitación que adjudicaron. Si tenían pensado hacer estas obras como definitivas, ¿por qué no armaron un pliego con planos que apunten a especificar todos los componentes? Creo que es una fuga hacia adelante. Ante el embate de las comunidades educativas y de la oposición insisten en su necedad e intentan vendernos que esta es una solución genial2.

“Una cosa son las aulas modulares tal como están contratadas, cuya forma de construcción es similar al steel-frame, y otra cosa es ese sistema constructivo en sí mismo. Este tipo de aulas contratadas son módulos pre-armados, estandarizados, con dimensiones prefijadas por el fabricante, que se llevan ensamblados a la obra y sirven para obrador, para construcciones transitorias. Pero en general nadie las usa para vivienda permanente en nuestro país. En la licitación, el antecedente que mostraba RUCA Panel SRL para alzarse con la adjudicación era una escuelita de esquí, es decir, un lugar de paso”.

Hay que aclarar que el steel-frame es un sistema constructivo de montaje en seco, versátil, compuesto de montantes y soleras de acero que ofician de entramado interior estructural, que incorpora aislación térmica, acústica, hidrófuga (contra el agua y el vapor) y está cerrado con placas exteriores e interiores de distintos materiales y terminación. Es muy apropiado, por ejemplo, para lugares donde el clima impide usar tecnología tradicional, pero no es muy utilizado en la Ciudad. Los emprendedores inmobiliarios, que saben muchísimo de rentabilidad y que requieren cada vez tiempos menores de construcción, no recurren a este sistema, sino que hacen sus obras con el sistema tradicional.

Al respecto, Rey agrega, “Cuando Fernando De la Rúa fue Jefe de Gobierno, idearon un plan de escuelas recurriendo a sistemas prefabricados. El más conocido fue el sistema canadiense Royal Housing. Todas resultaron malas y le dejaron al gobierno de Aníbal Ibarra mil problemas de mantenimiento, especialmente porque los detalles no estaban pensados para este tipo de obra. Yo no usaría el sistema steel-frame, pero no puede desecharse ni criticarse sin más, sin conocer el proyecto en detalle.